E.d. Bwinpor ejemplo se apropiaría de un trocito de la leyenda madridista (sacrificio, perseverancia, triunfo, solidaridad, liderazgo, honradez, tradición…). Suena idílico: invierto en el patrocinio de un gran club como el Madrid y de la noche a la mañana una plataforma virtual de juego como bwin que si os fijáis como marca representa justo lo contrario (apuesta y gana, aquí y ahora…) obtiene un plus de credibilidad y fiabilidad que hace que su propia oferta despegue.
Pues ya no funciona así.
Como en tantas otras facetas de consumo, las audiencias nos hemos vuelto incrédulas y exigentes y sabemos que ninguna relación de este tipo es auténtica, ni eterna, ni existen dos partners totalmente complementarios. Bwin seguirá ligado al Real Madrid hasta que el Real Madrid quiera, o hasta que se le acabe el presupuesto. Y la temporada que viene otro patrocinador saltará a su camiseta con idénticos objetivos.
Al lado de acciones clásicas y masivas como la de Bwin sorprende gratamente la iniciativa de Snickers Bar Hunger en Estados Unidos, si bien de menor alcance, con una pinta de llegar mucho más directamente al corazón de sus clientes.
Snickers patrocina una serie de iniciativas dirigidas a combatir el hambre en America, habiendo repartido más de 25 millones de comidas a necesitados, en colaboración con más de 60.000 organismos. El actor David Arquette participa activamente encerrándose horas y horas en una urna de cristal en Madision Square, en NY, con objeto de propagar buzz sobre la iniciativa.
El patrocinio hoy día requiere para ser totalmente efectivo los mismos ingredientes que cualquier otra forma de comunicación de una marca:
– contenido estimulante: poner un logo en una camiseta no es estimulante, es lo de siempre. Encerrar a un actor famoso en una urna en uno de los enclaves urbanos más significativos del mundo sí genera boca a boca, y la explotación de esta iniciativa a traves de redes sociales como Facebook o Twitter, también.
– consistencia: Snickers ha desarrollado este programa desde cero, consiguiendo apropiarse de esta área de contenido (ayudar a Americanos en dificultades) y asegurar su recorrido futuro, que no depende de la expectativas económicas de un tercero, ni de lo que haga su competencia.
Gracias a estos ingredientes, Snickers probablemente consiga reforzar su lado humano y social, ganarse una imagen más cercana a ojos de sus consumidores. Pero todo ello a través de un proceso participativo y dinámico, que también nos dice mucho –y muy bueno- sobre la actitud de Snickers sobre sus clientes.
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