PLV para hostelería: ¿qué objeto piensas que tiene esto..?

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PLV para hostelería: ¿qué objeto piensas que tiene esto..?

Hace unos días voví después de muchos años al Café Dindurra, una de las cafeterías con más solera de Gijón, donde solía quedar de adolescente algunas tardes de domingo.  Lamento decir que me lo encontré convertido en un feo pastiche de marcas comerciales.

IMG_0164 Este es el mejor ejemplo: un cartel de Central Lechera Asturiana, una empresa a la que admiro por su innovación (mucha gente no sabe que se han convertido en líderes en el difícil y comoditizado mercado lácteo a base de dinamizarlo con nuevos productos y formatos). Sin embargo no les admiro tanto por su PLV. 

Veamos:

– Se supone que el target de este cartel son los clientes de la cafetería, ya que está situado en todo el comedor.  Teniendo en cuenta que cuando pido un cortado, no indico la marca de la leche que quiero que me pongan (usarán la que la cafetería compre), entiendo que el cartel no está puesto ahí para estimular el consumo.

– Asumamos que lo han colocado para concienciar al cliente de que Central Lechera Asturiana es uno de los proveedores de la cafetería, lo cual se supone que beneficiará al café Dindurra con un halo de prestigio y calidad.  Hasta ahí bien, pero ¿para qué utilizar un anodino cartel que muestra la leche de hostelería, un producto de segunda calidad que sólo se distribuye en éste canal? 

Planteo:  ¿no seria más adecuado utilizar un PLV genérico que hable a los clientes sobre la calidad de CLAS, su orígen y otros atributos y valores asociados con la marca?

Y ya que estamos: ¿no sería mejor darle una utilidad práctica al PLV?  En lugar de cubrir una pared con un mensaje publicitario convencional y predecible, ¿no podríamos colocar un material que aportase valor al cliente?, ¿un reloj?, ¿una proyector de televisión patrocinado por CLAS que apunte a esa misma pared?, ¿un mueble auxiliar para los camareros?, ¿un revistero?…

Alguno estará pensando que todos esos materiales son más caros que el cartel de la foto.  Naturalmente que sí.  Pero colocar algo simplemente porque es barato y muestra el producto, es infinitamente peor para la convivencia con la marca que no colocar nada.

Con el PLV sucede igual que con tantos otros formatos publicitarios.  Asumimos con una mentalidad setentera que poner el logo bien grande es suficiente para enamorar a los clientes.  Pues va a ser que no.  El tiempo ha pasado, el mercado se ha saturado.  Y si no eres útil ni relevante, no lograrás enamorar a tus clientes.  Dicho de otro modo, para estimular su preferencia hacia tu marca necesitas algo más poderoso que tu logo: necesitas una experiencia única.

El reto de cualquier fabricante que desee instalar un PLV en un bar o cafetería ya no es colocar su logo cuanto más grande mejor.  De hecho, es más que probable que esto sea contraproducente.  El reto es sorprender, ofreciendo un valor real al cliente.

¿Qué opináis?

Saludos irreverentes.

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