¿Pensando en emprender? Olvida ese business plan y descubre el LIENZO DEL PEQUEÑO EMPRENDEDOR

lienzo del pequeño emprendedor

¿Pensando en emprender? Olvida ese business plan y descubre el LIENZO DEL PEQUEÑO EMPRENDEDOR

¿Quieres emprender?  Evita los business plans

Mi cuarto libro «Tiempo de reconstruirte» está ya en las librerías.  Es el fruto de dos años de trabajo documentándome sobre las oportunidades que surgen en los períodos de crisis y recordando la experiencia de la quiebra de mi primera empresa en la crisis del 2008.

Echando la vista atrás a los últimos años, parece que las crisis, más que obstáculos puntuales, se han convertido en un contexto perenne con el que debemos lidiar en nuestras carreras profesionales.  ¿No crees?

Y tal vez te estás planteando un punto de inflexión en tu carrera.  Quizás un nuevo proyecto dentro de la empresa en la que trabajas.  Tal vez algo emprender por tu cuenta.

En este camino, el 99% de los consultores y expertos en emprendimiento te recomendarán lanzarte a escribir un business plan (un plan de negocio). En otras palabras, te aconsejarán elaborar una presentación detallada sobre todos los aspectos de tu proyecto (proveedores, procesos de elaboración, personal, distribución, ventas, comunicación…) y unos cálculos sobre su posible rentabilidad.

Yo también seguí estos convencionalismos y escribí un interminable plan en 2005 antes de abrir esa primera empresa: un restaurante «fast and natural», que comenzó como un tiro hasta transformarse en solo 18 meses en una pequeña cadena con tres locales abiertos.  Un plan de negocio es útil en el sentido que te obliga a empaparte de tu actividad y reflexionar sobre ella.

Pero tu prioridad cuando vas a abrir un negocio no es manosear hojas de cálculo o presentaciones.  Sino ofrecer un producto excelente, que satisfaga una necesidad concreta mejor que tu competencia.

A eso debes dedicar todo tu tiempo, no a jugar a las adivinanzas.

Dedicarte a elucubrar hasta el más mínimo detalle lo que te deparará el futuro en estos tiempos donde el futuro es totalmente incierto es una pérdida de tiempo.

Negocios de Power Point

En mi caso, tras redactar ciento y pico páginas describiendo los más intrincados detalles de mi futuro negocio, sentí que ya lo había logrado: había esculpido en piedra los cimientos de un proyecto rentable.

Nada más lejos de la realidad: en cuanto abrí la puerta del restaurante el primer día, descubrí que no había acertado ni una.  No disponía de información como para predecir cuántas ensaladas diarias iba a vender ni cuánto iba a costarme producirlas; por tanto no acerté sobre mi rentabilidad.  Ni sobre la oferta de producto más adecuada, ni sobre mi estructura de personal, ni sobre rentabilidades.

Escribir un plan detallado cuando te falta información te dará una falsa sensación de seguridad y, lo que es peor, puede privarte de la flexibilidad para modificar tu hoja de ruta cuando sea necesario.

Del business plan al modelo de negocio

La herramienta que te recomiendo para transformar tu idea en un negocio no es un plan, sino un modelo de negocio: una representación gráfica, un dibujo preliminar de tu futura empresa o proyecto.

A diferencia de un plan de negocio, un modelo no es esa Biblia de la que no podrás desviarte ni medio centímetro.

Un modelo por, como marco de referencia que es, por definición es flexible.  Y te otorga la posibilidad de ir definiendo y modificando todos estos aspectos del negocio una vez lo hayas abierto.

Llevo años impartiendo la asignatura Business Models en ICADE (Universidad Pontificia Comillas). Uno de los contenidos troncales que enseño a mis alumnos es el célebre canvas o lienzo de Alex Osterwalder. El canvas sirve para resumir los fundamentos de un negocio a fin de determinar si tiene sentido o no.

Hace un par de años, mientras me documentaba para mis clases, leyendo en Internet a Juan López Sierras, entendí que el emprendedor novel debe incorporar a este modelo las do dimensiones que estudiamos en el capítulo anterior: pasiones y capacidades.

Reconstruirte en un momento de crisis solo es posible conectando con lo mejor de ti. Con tu talento. Por lo tanto, no puedes dejar ni tus pasiones ni tus capacidades al margen de la reflexión que hagas sobre tu futuro negocio.

Aquí tienes la herramienta que te recomiendo utilizar: la he llamado lienzo del pequeño emprendedor y consta de nueve secciones que te explico a continuación.

lienzo del pequeño emprendedor

Lienzo para mi marca personal

Cuando tuve que cerrar mi primera empresa en 2008 la economía entraba en una época de glaciación. A la hora de reconstruirme profesionalmente, aposté por el ámbito de la formación/divulgación en marketing, publicidad y emprendimiento porque se inspiraba en mis talentos y capacidades, y también porque no requería grandes inversiones.

Déjame que te ponga como ejemplo mi propia marca, recorriendo uno por uno los 9 cuadrantes en el orden preciso que debes abordarlos:

  1. Personalidad: pronto entendí que mi carácter inquieto debía ser la base de mi oferta. Yo no podía limitarme a ofrecer una visión convencional sobre el mundo del marketing y del emprendimiento, sino que debía ser retador.
  2. Pasiones: aquí destacaba mi pasión por la escritura y la divulgación.
  3. Formación: por aquel entonces contaba con mi licenciatura de empresariales y un máster. Mis primeros contactos con el sector de la formación me hicieron darme cuenta de que me convenía doctorarme. Un trabajo arduo, pero que culminé en 2012.
  4. Experiencia: al haber trabajado en multinacionales durante quince años, podía dotar de un enfoque práctico a mis formaciones.
  5. Red de contactos: este es un aspecto que hube de trabajar muchísimo. Elaboré un listado de contactos directos que podrían ayudarme a abrirme la puerta de Escuelas de Negocios. Este fue un activo importantísimo en mi tarea de vender mis nuevos
    servicios de formación.
  6. Público objetivo: en este punto, definí un retrato robot del director académico tipo al que debía dirigirme. Después de entrevistarme con unos cuantos, fue más fácil describir cómo son, lo que les preocupa y lo que buscan a la hora de seleccionar un equipo docente.
  7. Idea emprendedora: en este caso, el encaje entre la necesidad del target (atraer talento docente con un buen bagaje teórico) y mi oferta (un profesional dinámico e inquieto) me hizo definir mi marca personal, que en su momento subtitulé como «No Content, No Brand». Es decir, las marcas que no aportan contenido, las que solo vociferan publicidad predecible, realmente no son marcas.  Y a partir de ahí, se trataba de enseñar a construir marcas menos intrusivas con la ayuda del cotenido. Esta idea no exenta de polémica, me hizo conquistar buenas cotas de audiencia en este blog, y esta visibilidad me ayudó a resultar más creíble para las escuelas de negocios. Con un enfoque más convencional, más de profesor al uso, probablemente habría conseguido menos lectores y menor popularidad en el sector.
  8. Actividades clave: en mi caso, escribir para demostrar mi carácter inquieto y mis conocimientos. Y reciclarme continuamente, para lo que me convertí en un ávido lector de libros de marketing y emprendimiento.
  9. Recursos clave: al tratarse de una actividad propia de profesional autónomo, los recursos eran básicamente mi tiempo (al final un profesor vende sus horas lectivas) y la modesta inversión que realicé en mi web.

Aquí tienes la plantilla

Tuya es, para descargarla y trabajar sobre ella todas las veces que lo necesites:

Lienzo pequeño emprendedor

Me encantará tener vuestros comentarios sobre ella: si os ha resultado útil y que partes sugeriríais cambiar/añadir.

Las herramientas son solo eso: palancas en las que apoyarnos, pero es importante permitirles evolucionar.  Cuento con vosotros/as para ello :)

 

Indica tu Nombre y tu correo electrónico para apuntarte a la asesoría gratuita

Indica tu Nombre y tu correo electrónico y recibirás el enlace para descargarte tu ebook gratuito