Hace unos días escribí un caso práctico (un examen…, es extraño volver al cole) para el Doctorado sobre el auge de las marcas low cost.
La opinión generalizada es que se benefician del actual contexto de desconfianza: nadie gasta ni un céntimo de más porque todo el mundo piensa que esto irá a peor (ya se encarga Elena Salgado de confirmar estos temores).
Discrepo.
Si bien el principal argumento comercial de las Low Cost es que con ellas pagamos menos (al menos por sus ofertas más básicas), tanto Ryan Air como Easyjet, Ikea, Línea Directa Aseguradora, Symio, Pepecar, los hoteles Bonhocio o Accor deben su éxito a otros motivos:
Comprar low cost nos gratifica: "yo no soy tonto" quiere decir que no voy a pagar más por un artículo (especialmente por un artículo de bajo valor añadido) si tengo un sustituto perfecto a mi alcance mucho más barato. Por eso en Mercadona son los yogures Hacendado y no los Danone los que llueven hacia los carros. Por eso las marcas blancas ya suponen un 50% de la cesta de la compra.
La concienciación social/medioambiental: tenemos la sensación de que la culpa de la crisis es culpa de la codicia de algunos, que han hecho que el ecosistema económico se viniese abajo. Sentimos que tenemos que prevenir un nuevo cataclismo prescindiendo como consumidores de lo superfluo, de aquello que realmente no necesitamos.
El consumo se democratiza: como podéis leer en un medio excelente para aprender sobre tendencias sociales, www.trendwatching.com en su informe MASSCLUSIVITY, cientos de productos antes asociados al privilegio o exclusividad de élites acomodadas, ahora están al alcance de unas clases medias globalizadas. No ya en occidente, sino en potencias emergentes como los BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Expandiéndose por mercados tan grandes las low cost pueden aligerar aún más sus costes.
Sinceramente, creo que el estudio de las low cost depara una malísima noticia para las marcas tradicionales: no estamos ante una tendencia pasajera asociada a la crisis, sino ante un fenómeno que echa raíz en las necesidades y expectativas de una sociedad que experimenta profundos cambios.
7 Comments
Yo creo que las compañias low cost o marcas blancas son productos baratos que tienen su auge en el momento en que la situación economica es mala como actualmente. En cuanto la crisis desaparezca y con ella el temor a quedarse sin empleo los consumidores volveremos a comprar más Marcas originales asi como productos que dan más valor añadido.
Quizá te interese esta entrevista que han publicado en La Vanguardia: http://www.lavanguardia.es/lacontra/lacontra.html
Bueno hay empresas que lo que hacen es vender productos de Marca original al precio más bajo posible, eso me parece estupendo, lo que ya no quiero son marcas blancas, no me fio y no me gustan.
La marca blanca puede ser buena en casos muy contados. Pero no es, ni será la última que tras comprar una marca blanca hay que volver a la marca tradicional por su baja calidad.
Cierto Javier. Pero también hay que decir que no se puede permitir que las marcas blancas suban sus precios y den menos producto.