La obsesión por las tareas técnicas, el gran error del empresario novel

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La obsesión por las tareas técnicas, el gran error del empresario novel

El mejor libro de emprendimiento

Sin duda el libro de emprendimiento que más me ha aportado en los últimos años es “Why smart executives fail?” del profesor norteamericano Henry Filkenstein.

Finkelstein invirtió 6 años entrevistando a 200 ejecutivos de empresas top americanas para descubrir las causas más comunes del fracaso empresarial.

 

Las causas del fracaso son endógenas

Lo que descubrió es que, frente al tan cacareado “contexto económico” apuntado por la mayoría de las fuentes como la clave de las quiebras empresariales, a menudo la razón principal de los cierres está dentro de la empresa.

Y tiene que ver con la incapacidad de gestionar el cambio, que no es un fenómeno puntual, sino el contexto permanente en el que habitan nuestras empresas.

El ego nos impide ver con claridad nuestras prioridades.  Y también nos impide, cuando el contexto así lo demanda, renunciar al camino marcado (¡qué peligro tienen los planes de negocio cuando los seguimos como si fuesen las «tablas de la ley»!) para pivotar y adaptarnos.

 

El gran error de los empresarios currantes

Cuando montas tu empresa (y más si es tu primera aventura empresarial), la ilusión te impulsa a desgastarte en un sinnúmero de tareas técnicas:

  • Cuando monté mi primer restaurante me ponía detrás de la barra todos los días, echaba una mano en la cocina, me encargaba de parir la carta, contratar al personal, me ocupaba del marketing…
  • Lo normal es que un panadero que monta su primera empresa piense que su primera obligación es hacer el pan con sus propias manos cada día.
  • Lo normal es que un mecánico que monta su propio taller piense que su primera obligación es llenarse las manos de aceite 15 horas diarias.

Error.

 

Las tres prioridades de todo empresario

Fijaos: en mi experiencia ninguna de las tres grandes prioridades de un empresario (las tres cosas que debería situar por encima de todo en su día a día) tienen que ver con las tareas técnicas:

Las tres prioridades de un empresario «lúcido».

  1. Comprar. Para lo cual es necesario establecer una red de proveedores de confianza.  E.d. no te queda otra que aprender a trabajar con personas.
  2. Gestionar operaciones. Para lo cual es necesario desarrollar procesos pero sobre todo, crear un clima de trabajo en equipo donde los empleados se identifiquen con el bien común y remen contigo. E.d. no te queda otra que aprender a trabajar con personas.
  3. Vender. Para lo cual es necesario “servir” a un tercero, que es tu cliente.  E.d. no te queda otra que aprender a trabajar con personas.

Recuerdo que cuando monté mi primera empresa, me presentaron a un joven empresario que, como yo, acababa de montar su primer negocio de hostelería.  Recuerdo que critiqué el hecho de que, en lugar de ayudar en la barra para agilizar la cola de comensales, observaba los toros desde la barrera (desde la puerta del restaurante), armado de una tablet.

Hoy le entiendo.  Y sobre todo entiendo por qué sus restaurantes se ha mantenido en el mercado bastantes más años que los míos.

Esta es mi pequeña reflexión de hoy. Saludos a todos.

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