Cómo emprender un negocio: que no te cuenten cuentos

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Cómo emprender un negocio: que no te cuenten cuentos

Cómo emprender un negocio y la literatura de emprendimiento

Los que en algún momento de nuestras vidas decidimos emprender, impulsados por el deseo de caminar en solitario, o tal vez cansados de trabajar para otro, nos enfrentamos a un grave hándicap.

En la Universidad no te enseñan a ser empresario (ni siquiera en la carrera de CC. Empresariales).  Te enseñan a trabajar por cuenta ajena.

Por lo tanto para aprender sobre el tema debimos acudir a las librerías. Y lo que encontramos en las librerías fue en su mayoría, desolador.

Solo en Amazon encontrarás la friolera de 30.000 obras diferentes sobre emprendimiento.  La mayoría te invitan a emprender a toda costa prometiéndote fórmulas supuestamente infalibles para forrarte por el camino.  Huelga decir que si esas fórmulas fuesen realmente infalibles, sus lectores estarían contando billetes a la sombra de un cocotero.

Porque no, no existen fórmulas infalibles para el éxito.  Existen pasos razonables que te aconsejo dar para no arruinarte en tiempo récord y, si te lo trabajas, mantenerte a flote durante años, como es el caso de mi empresa actual.

Aquí los cinco pasos que para mí son casi imprescindibles.

1: Tu idea no vale nada

Hace años que imparto la asignatura de Modelos de Negocio en el Máster en Marketing de la Universidad Pontifica Comillas.  Tengo la suerte de disfrutar cada año de alumnos brillantes y motivados.

Aunque pocos quieren hacerse empresarios en el corto plazo, quienes si comienzan a acariciar una idea de negocio y deciden consultarla conmigo, a menudo llegan envueltos de secretismo.  Como queriendo proteger esa idea de mi insana curiosidad.

Absurdo, porque la ideas en bruto no valen absolutamente nada:

  • Idealista no fue el primer portal inmobiliario.
  • Google no fue el primer buscador.
  • Ipod no fue el primer reproductor de MP3.

Y sin embargo, seguro que no recuerdas quiénes fueron los pioneros en esas tres categorías.  Porque el gato al agua no se lo llevan los pioneros, sino quienes consiguen ejecutar mejor esa idea.

Conclusión:

Si tienes una idea, sácala a la calle, airéala.  Coméntala con cuanta más gente mejor para encontrar sus puntos flacos y así perfeccionarla.

2: Tu business plan no vale nada

Si antes de emprender has trabajado durante un tiempo en una oficina y ante un ordenador, a buen seguro te sentirás familiarizadísimo con los Excel y los Power Points.

Así que es probable que, para darle sentido a tu nueva actividad (poner en marcha una empresa) te estés planteando escribir un sesudo business plan en power point o una previsión de pérdidas y ganancias en Excel.

Los planes de negocio son importantes por un motivo: el proceso de recopilar información para escribirlos y la reflexión que conlleva te harán aprender mucho.

Pero escribir un plan, manosearlo, darle vueltas y más vueltas, jamás puede ser un objetivo en sí mismo.

Cuando monté mi primera empresa (hostelería) en 2005, tras escribir ciento y pico páginas describiendo los más intrincados detalles de mi futuro negocio, acaricié la idea de que ya lo había logrado: había esculpido en piedra los cimientos de un proyecto rentable.

Nada más lejos de la realidad.

En cuanto abrí la puerta del restaurante el primer día, descubrí que no había acertado ni una: no tenía ni idea de la variedad exacta de productos que debía ofrecer, ni sus precios, ni sabía cuál sería el mejor horario de apertura ni la mejor estructura de personal.  No disponía de experiencia como para predecir con cierto grado de exactitud cuántas ensaladas iba a vender ni cuánto me iba a costar producirlas.

Escribir un plan detallado cuando te falta información te dará una falsa sensación de seguridad y, lo que es peor, puede privarte de la flexibilidad para cambiar de rumbo cuando sea necesario.

¿Cómo emprender un negocio?  Apostando por una hoja de ruta flexible, no aferrándote a un documento como como si fuesen los raíles de los que un tren no puede desviarse.

Si te interesa, puedes leer este artículo sobre el “Lienzo del pequeño emprendedor” que te servirá para bocetar tu proyecto sin auto exigirte adivinar el futuro.

lienzo del pequeño emprendedor

Conclusión:

No inviertas tu precioso tiempo en elucubrar en futuro.  Esboza un plan general y dedica todo tu tiempo a dar forma a un producto o servicio de tal calidad que haga palidecer a tus competidores.

3: Tu producto lo vale todo

Eso es: tu producto es lo más importante.  Te lo dice un publicista con más de 20 años de experiencia: vivimos bombardeados por un tsunami tan ruidoso de mensajes que terminamos creyendo que para vender solo hay que gritar más que el vecino, aunque tu producto sea una mierda (con perdón).

Todo lo contrario: cuando tu producto es excelente, ese producto se convierte en tu publicidad porque tus clientes hablan bien de él.  Y el boca a boca de tus clientes es la promoción más eficaz que existe (aquí tienes un artículo que lo demuestra).

Habrás visto que he dicho excelente, no perfecto.

Lo perfecto, además de imposible, es enemigo de lo bueno.

Así que te invito a airear tu producto lo mismo que tienes que airear tu idea de negocio. Airearlo entre quienes más tienen que decir sobre el mismo: tus clientes.

Si te duele en lo más profundo de tu ego que critiquen tu producto, eso demuestra que te falta una de las condiciones más notables de un empresario: la templanza para escuchar, admitir que tal vez estabas equivocado, y cambiar de dirección cuando tu empresa está en juego.

Como dice Eric Ries en su célebre libro Lean start up, en el mundo de los negocios, te interesa testar tu producto lo antes posible, descubrir si tal vez te vas a estrellar con él.  Y cambiarlo asap.

Conclusión:

Si vas a fracasar, fracasa pronto y barato.

4: Aprender a trabajar con personas

La experiencia de un negocio propio te hace entender que sobrevives y creces cuando logras sistematizar tres funciones.   Muy sencillo, solo tres cosas.

  1. Las compras: necesitas un abanico de proveedores fiables. Debes entenderles y sacar lo mejor de ellos.  Es decir, debes trabajar con personas.
  2. Los procesos: necesitas organizar un sistema de producción que funcione con la precisión de una orquesta sinfónica. Cuando estás físicamente en tu negocio y cuando no estás.  Es decir, debes trabajar con personas.
  3. Las ventas: necesitas masterizar el proceso de atraer y fidelizar clientes. Es decir, debes trabajar con personas.

Personas, personas, personas.

Si estás a punto de emprender un nuevo proyecto profesional, tu principal reto, te dediques a lo que te dediques, consistirá en trabajar eficazmente con personas.

Conclusión:

Sin la humildad para escuchar, comprender y acompañar a otras personas (sean proveedores, empleados o clientes), simplemente no hay negocio posible.

Cómo emprender un negocio: resumen

Hemos llegado al final.

Aunque no existen fórmulas infalibles para emprender, sí existe una triple forma de enfocar cualquier actividad que te hará más resistente a cualquier envite:

  • Comparte y perfecciona tus ideas.
  • Dedica el suficiente tiempo a tu producto.
  • Dedica a las personas (a todas las personas) el tiempo que merecen.

¿Cómo emprender un negocio?  Picando piedra sí, y también no dejando de moverte en ningún momento.  Siempre alerta, siempre flexible, siempre humilde.

El éxito no es forrarte.  El éxito es el camino

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