La fórmula del éxito ES MENTIRA: quien trabaja más NO siempre llega más lejos

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La fórmula del éxito ES MENTIRA: quien trabaja más NO siempre llega más lejos

(Si no te apetece leer, puedes ver estos 15 min. de charla…)

Hablando sobre la «fórmula del éxito» (si es que existe), en el congreso «Mentes Brillantes» (Circo Price, Madrid):

¿El trabajo duro es la fórmula del éxito?

Desde niños hemos aceptado como un dogma que el éxito es una gratificación que llega como consecuencia del esfuerzo más denodado.  El sacrificio precede a la victoria.  ¿Acaso trabajar eficazmente basta para triunfar?

Nuestros padres y maestros nos programaron para creerlo así. Y así lo hemos vivido siempre en nuestro día a día.  Los empleados más aplicados son los que permanecen más horas en la oficina.  Los niños más admirables en el colegio son los que no se despegan de sus deberes durante horas.

Si bien el trabajo duro es una condición deseable en cualquier actividad, mi experiencia me dice que en absoluto supone una garantía de éxito Es más: la obsesión con el esfuerzo es a menudo un obstáculo más en la carrera del emprendedor.  Sé de qué hablo…

El mayor batacazo de mi carrera

En diciembre de 2005 monté mi primera empresa.   Un negocio de hostelería que pronto se convirtió en una cadena de tres restaurantes especializados en ensaladas. Mi política de personal se reducía a una sola idea: contratar al mínimo número de empleados posible para velar por la longevidad de mi fondo de maniobra.  

Esto me llevó a convertirme en un hombre orquesta.  Un híbrido de camarero, cocinero, jefe de compras, manager de restaurante, responsable de marketing y de personal.  Trabajaba entre 12 y 14 horas diarias.  Un día tras otro.

Trabajaba incansablemente, sí. Pero me encontraba muy lejos de trabajar eficazmente.

Cuando comenzamos a crecer, sin la mínima estructura de supervisión, no tardé mucho en caer en la cuenta, presa del pánico, que era imposible llegar a todo. El estándar de calidad que ofrecíamos no tardó en resentirse y muchos clientes dejaron de visitarnos. Esto derivó en pérdidas para el negocio.

Entonces recordé lo que me habían inculcado sobre el trabajo duro.  Y le eché todavía más horas.  Luché y luché hasta la extenuación. Lo probé todo:  modifiqué las cartas, hice todas las promociones imaginables (¡soy publicista!), me esforcé por mejorar el servicio…  Y todo este duro trabajo no sirvió absolutamente para nada.

A comienzos de 2009, uno de los bancos se negó a renovar una línea de crédito y nos quedamos sin el escaso oxígeno que todavía nos quedaba.   Hasta ahí la historia de mi primera empresa.

Una lección de surf

Nací en una pequeña ciudad con mar y crecí en otra no muy lejana de la primera.  Ferrol y Gijón. Muchos de mis amigos del colegio se convirtieron en surfistas en cuanto ahorraron lo suficiente como para adquirir sus primeras tablas.  Yo era un pésimo nadador, así que me conformaba con escuchar sus aventuras delante de una cerveza.

Uno de los principales problemas para los surfistas es la resaca.  Después de una intensa jornada de surf toca salir del agua… cuando las reservas de energía están más vacías. En ese instante la resaca puede convertirse en un serio problema.

Cuando se ven atrapados por la resaca, ante la dificultad de nadar en perpendicular a la playa para regresar a ella por el punto más corto, los surfistas y nadadores inexpertos intentan ¡redoblar su esfuerzo!  Con ello solo consiguen agotarse y entrar en pánico.  Porque incluso si consiguen avanzar unos metros, la corriente de forma inmediata les devolverá mar adentro.

Los surfistas más avezados, por el contrario, saben bien que es inútil luchar contra la resaca: hay que dejarle ganar y buscar otra salida.  Si nos dejamos llevar mar adentro por la corriente (hasta lo que los nadadores llaman el cuello de la resaca), llegaremos a un punto donde su fuerza disminuye y dispersa al chocar con masas de agua más templadas. En esa zona, fuera ya del cuello, podremos avanzar en paralelo a la playa, separándonos del embudo de corriente de forma que podamos volver a la orilla.

En el trabajo sucede igual.

Una imagen para resumirlo: ¿qué es trabajar EFICAZMENTE?

Lo que nos contaron, que el éxito es una función del esfuerzo:

EXITO =  f (esfuerzo)

es simplemente MENTIRA.

TRABAJAR EFICAZMENTE

Trabajar como una bestia pero de forma ineficiente equivale a acumular todas las rifas para terminar sufriendo Burnout (un síndrome consecuencia de una situación de estrés prolongada en el tiempo, que ha sido estudiado médicamente).

Paradójicamente, intentando encontrar la fórmula del éxito, terminas enfermo.

3 prácticas para evitar el «burnout»

  1. Delega.  Si no sabes hacerlo, lee cómo lo hacia Eisenhower.  Alguien que tanto en su carrera militar como política,  tuvo que liderar exitosamente grandes grupos humanos.
  2. Rodéate del mejor equipo que puedas permitirte.  Tú serás siempre tan bueno como el equipo que tengas.  No contar con talento alrededor te hará convertirte en un hombre orquestar condenado al desastre.  Esto, unido a comprar bien y vender bien, es todo lo que necesitas para llevar a buen puerto tu actividad, tanto si eres empresario como si trabajas por cuenta ajena.
  3. Aprende a decir no.  En este artículo te cuento 7 maneras de «britanizar» tu jornada de trabajo para intentar retirarte no más tarde de las 18.00.  Viví y trabajé dos años en Londres y ellos saben hacerlo muy bien.

Esto es todo por hoy.  Sé que entre los lectores de este blog hay muchos freelance, muchos autónomos que lidian con jornadas interminables y multitud de compromisos.  Me encantará conocer cómo hacéis para no caer en este gran error… en el que yo caí.

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