Cerrar una empresa que no funciona: ¿rendirse «como un cobarde» o abandonar una quimera?

Perseverancia

Cerrar una empresa que no funciona: ¿rendirse «como un cobarde» o abandonar una quimera?

Por qué cerrar un negocio que no funciona puede ser una decisión óptima, valiente y acertada. Lejos de las connotaciones negativas de «tirar la toalla».

La trampa de la perseverancia

Estaremos de acuerdo en que la educación industrial que recibimos en el colegio y en la Universidad no nos programó para ser emprendedores sino trabajadores por cuenta ajena.   En ausencia de un bagaje académico que nos enseñase por dónde tirar, los que un día decidimos dejar nuestros salarios, comodidades y corbatas para emprender, no tuvimos otra fuente de la que aprender que los libros de emprendimiento.

En  ellos descubrimos que al parecer existía una fórmula mágica para emprender:

Idea genial + esfuerzo continuado = éxito seguro

Una fórmula que si seguíamos a pies juntillas no nos permitiría fallar.


Perseverancia
Pues no.  No funciona así.  

No hay nada esencialmente malo en trabajar con determinación, pero lo que es importante entender (y a mí me ha costado tiempo y dinero hacerlo) es que se trata una condición necesaria pero no suficiente.  Hay momentos en los que no vas a alcanzar los objetivos que te has marcado, independientemente de lo duro que te lo curres.  Independientemente de tu determinación y tu capacidad de aguante. Luego te doy mi opinión de por qué.

Montando sobre un caballo desbocado

En estos casos la perseverancia, el afán por seguir adelante (que es hermano de la autoexigencia y el miedo a fracasar) puede ser tu peor enemigo.

Ayer en Sant Cugat hablaba a un espléndido grupo dejóvenes emprendedores de Yuzz sobre estos temas. Les explicaba que apenas he montado a caballo un par de veces en mi vida.  Y que la experiencia (precisamente por mi inexperiencia) ha sido más que negativa: el caballo trotando libremente y yo botando encima, acojonado como un pelele.  

Es la imagen más clara que se me ocurre para explicar el efecto adverso que el exceso de ambición puede causar en vuestras vidas: hacer que subáis a un caballo desbocado, que no podéis controlar y que os lleva irremediablemente al desastre.


Caballo
Un negocio siempre se puede abandonar

Se atribuye a Woody Allen la frase de que "un hijo es el único acontecimiento de la vida que luego no se puede rectificar".  E.d. podemos cambiar de trabajo, hasta de profesión, emparejarnos, incluso casarnos, y con mayor o menor frustración, si la cosa no va bien es posible soltar…alejarnos de aquello que nos hace daño paraemprender un nuevo camino.  

¿Por qué un negocio funciona de modo diferente?  ¿Por qué sus tentáculos nos enganchan de tal modo que no podemos soltarnos?  Fundamentalmente porque en nuestra sociedad la principal vara de medir del éxito personal es:

Dinero + Poder + Reconocimiento ajeno

Todos ellos logros fácilmente asociables con un emprendedor exitoso.  No con uno que fracasa.  

Una visión parcial consecuencia de los valores que nos han inculcado desde niños.  La realidad es otra: no pasa nada por rectificar una mala decisión empresarial, abandonando un proyecto en un momento dado. Cuando cerré mi primera empresa me di cuenta que mi carrera no era una línea recta que se dirige a la cima o al precipicio, sino una línea en zig-zag donde a veces a un avance le sigue un retroceso.  O vicecersa.

"La línea entre el éxito y el fracaso es muy fina" 

La única manera que conozco para saltar de ese caballo desbocado que es la autoexigencia por el miedo a fracasar es relativizar el miedo a fracasar.  Dándonos cuenta de que siempre hay un mañana, un nuevo proyecto y hasta una nueva empresa.  Siempre.

El fracaso es un concepto relativo y la línea que lo separa del éxito es muy fina.  Esta frase no es mía, sino de Sir Richard Branson, un reputado empresario, padre de sonoros éxitos empresariales como Virgin Atlantic o Virgin Money, pero también de sonoros fracasos como Virgin Cola, Virgin Records o los deficitarios y criticadísimos Virgin Trains.

¿Cuándo decir basta?

La respuesta es bastante más sencilla de lo que parece.  

El mundo del emprendimiento se parece más a un arte (tienes que lidiar con cientos de variables, muchas de las cuales dependen del impredecible comportamiento de tus clientes) que a una ciencia.  Si yo tuviese la fórmula mágica para no volver a fracasar, no estaría al frente de una PYME en Madrid, sino asesorando a Obama en Washington, o mejor aún, a algún mandatario caribeño (el clima es mejor y se puede echar la siesta bajo un cocotero).

Tal fórmula simplemente no existe.  Pero lo que sí aprendemos los que hemos sufrido un serio revés en una actividad empresarial, es que nada justifica una situación de sufrimiento continuado.  

Si a la pregunta que formulaba Steve Jobs en su célebre charla de Stanford, respondes que "si hoy fuese el último día de mi vida no querría dedicarlo a trabajar en mi empresa", es que has llegado a ese momento de decir basta.  No esperes más.

Bonus: 4 lecturas que te recomiendo sobre cuándo/cómo/por qué cerrar un negocio/proyecto que no funciona:

  • The Dip (Seth Godin):  breve y conciso (quizá algo falto de rigor) como son todos sus libros, pero tremendamente original e inspirador.  Para entender cuando hay que "chapar".
  • Game Over: los 13 errores que me llevaron a cerrar mi empresa (servidor).  De lo único que me arrepiento en relación a la empresa que tuve que cerrar destruyendo más de 20 empleos y sufriendo importantes pérdidas personales, es de que mi exceso de autoconfianza (llamadle soberbia si queréis) me impidiese ver que debía cerrar mucho antes.  Los quebraderos de cabeza habrían sido mucho menores.
  • El hombre que tuvo la fortuna de fracasar (José Luis Montes): ayuda a entender que tomar la decisión de "soltar" puede ser un verdadero paso adelante.
  • Why Smart executives fail (S Fieldkestein): aquí sí que hay rigor.  Es un estudio en profundidad de 50 empresas americanas durante 6 años que analiza las causas más recurrentes de los colapsos empresariales.  Os adelanto que, de un modo u otro, todo tiene que ver con el ego y la incapacidad para adaptarse a las circunstancias cambiantes.

Saludos a todos.

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