«El cosmonauta»: ¿el entretenimiento y las marcas se dan la mano?

«El cosmonauta»: ¿el entretenimiento y las marcas se dan la mano?

«El cosmonauta»: un proyecto cinematográfico ideado por un grupo de estudiantes y co-financiado por los internautas y las marcas.

La industria del cine está ante una de las crisis más duras que se recuerdan. A la desconfianza del consumidor, que se guarda sus euros en lugar de invertirlos en ocio se une el desplome de las ventas y el alquiler de DVD´s, que no pueden competir con las descargar libres en Internet.  Es normal: es imposible competir con un producto que es gratis.

En consecuencia, los productores (los que tienen el dinero) se lo piensan varias veces antes de apostarlo en un proyecto cinematográfico, porque saben de la dificultad de recuperarlo.

Por eso me ha llamado mucho la atención leer sobre Riot Cinema Collective, un pequeño grupo de enamorados del cine agrupados en un proyecto del que seguramente habréis oido hablar en las muchas apariciones que ha tenido en los medios: se trata de la película “El Cosmonauta”.

En el año 2006, tres veinteañeros decidieron embarcarse en la producción de una película de ciencia ficción bajo un modelo de negocio nunca visto en España: el crowdfunding. Se trata de generar buzz sobre la película antes de su estreno, para conseguir que los inversores apuesten por ella y así hacerla viable financieramente.  Te puedes convertir en co-productor de la peli a partir de 2 euros (te da derecho a recibir un welcome pack, aparecer en los títulos de crédito y participar en el sorteo de un traje de cosmonauta soviético auténtico).



 

La película se rodará cuando se alcancen los objetivos de financiación marcados por el equipo, y será distribuída con una licencia Creative Commons (e.d. se permitirá editarla, copiarla, remezclarla y distribuirla) y estrenada simultáneamente en internet, DVD, teléfonos móviles, TV y cine.

Echando un vistazo a su plan de negocio, en seguida te das cuenta de que los ingresos que esperan recibir de inversores minoritarios, apenas dan para cubrir un 30% del presupuesto.  Otro tanto depende del patrocinio privado. Es por aquí donde la noticia me ha interesado: Riot Cinema Collective ofrece a las marcas interesadas la posibilidad de aparecer integradas en el contenido del film a cambio de contribuir a su financiación.  No se trata de introducir cortinillas de entrada ni negociar bloques publicitarios a proyectar en las salas antes del pase de la película, sino de permitir que la aparición de las marcas se inserte de la manera más natural posible en el hilo argumental.

Como reza en su web “creemos de manera absoluta en una publicidad creativa, no invasiva y realmente productiva para el espectador como una de las mejores vías para la financiación de nuestro proyecto”.  Nosotros en Wens no habríamos logrado definir mejor el tipo de publicidad en el que creemos.

Convertirse en el patrocinador principal de “El Cosmonauta” costaría a una marca no más de 250.000 euros. Invirtiendo esa cantidad en TV, revistas o  medio exterior, probablemente nos quedaríamos muy por debajo de un mínimo umbral de rentabilidad.  Invirtiéndolos en un proyecto innovador, que ha desembarcado con enorme ruido en los medios y las redes sociales ¡a pesar de que la película no se ha rodado todavía! y cuya curva de expectación está en pleno crecimiento, conseguiríamos un impacto mucho mayor.  También un grado de recuerdo muy superior, como consecuencia de nuestra aparición en un soporte no saturado de publicidad y que destaca por su carácter altruísta y colaborativo.  Y por último, contaríamos con un contenido relevante que utilizar como puente en nuestras relaciones con los clientes.

Un formato de entretenimiento como una película es un contenido útil al consumidor.  La publicidad tal cual la conocemos, por efecto de la repetición y la interrupción durante décadas, ha dejado de ser un contenido en sí mismo, y corre el riesgo de aparecer ante los ojos del consumidor como una mera reiteración de mensajes en tono coercitivo.

Las marcas y las agencias tenemos la responsabilidad de aproximarnos cada vez más a este tipo de proyectos donde la imaginación sustituye al inmovilismo.

Si buscas la palabra crisis en el diccionario, verás que tendemos a utilizarla erróneamente.  Crisis es “un cambio brusco en el curso de una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el paciente”.   Los pacientes somos nosotros: las marcas (que sufren el alejamiento de sus audiencias) y quienes debemos fabricarlas o trabajar en su comunicación.

Podemos ponernos peor, si seguimos haciendo las cosas de la misma forma.  O quizá podamos mejorar si vemos la oportunidad para ofrecer a nuestros clientes lo que realmente quieren consumir (información útil, entretenimiento) en lugar de lo que queremos que consuman (anuncios).

¿Qué opinas?  ¿Considerarías un patrocinio como el de “El Cosmonauta” para ser capaz de comunicar tu marca en un contexto de entretenimiento?

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